martes, 11 de noviembre de 2008

LA HUMANIDAD FUTURA - 03

La evolución del alma

Se preguntaban los filósofos antiguos a cerca de la cualidad del alma, pues del mismo modo que la abeja extrae la miel del polen de una flor, la araña extrae el veneno de la misma flor. Así, ¿somos abejas o arañas?; ¿transformamos nuestras experiencias en miel o en veneno? El alma es tan sutil, tan modelable, que al someterse a la limitación del cuerpo humano se comporta como abeja o como araña, en función al vehículo del que se puede rodear para expresarse. Por ello, el alma desciende al infierno, al cadalso, en cada encarnación, pues raro es el organismo que permite una libre expresión al alma que lo habita.

Para los orientalistas, el alma surge de la llama divina del Logos Solar (un chacra del cuerpo de un Ser Superior, del cual el alma humana es sólo una chispa), y se manifiesta a través de la Palabra en una Mónada humana durante cada Manvantara o ciclo de manifestación. Para que el Logos se pudiera manifestar en el submundo de modo adecuado para la humanidad, se hubo de producir un enorme sacrificio entre los ángeles solares. Los Ángeles Lucifer establecieron conexión con la mente humana, y los Ángeles afines al elemento agua infundieron su semilla en las células vivas. Esotéricamente hablando, descendieron al infierno y cayeron en la más perversa de las prisiones. Ese paso dio lugar al nacimiento de las almas, en un intercambio entre los planos superiores y los inferiores, como vamos a ver. El Sutratma emerge de la Mónada y crea una Tríada superior sobre los tres planos (Atma, Buddhi, Manas) usando un átomo permanente de cada uno de los tres planos. Empieza entonces a alimentar la energía de la Mónada a su Tríada superior, comenzando el desarrollo del alma, lentamente al principio y más rápido conforme se orienta la personalidad hacia ella durante la individualización. Tras ser creada la Tríada superior, el Sutratma penetra más profundamente en los planos Mental, Astral y Físico, estableciendo contacto con ellos mediante los átomos permanentes ya citados, respectivos de cada plano. En cada encarnación, estos átomos permanentes se abastecen de los elementos acordes a sus cualidades vibratorias y forman un cuerpo físico lo más armonizado con sus necesidades evolutivas. Por lo tanto el alma teje su propio organismo en base a su capacidad para formarlo. Esto alcanza para el cuerpo físico su punto culminante durante las últimas razas lemúricas (de las que los zulúes son un vestigio). A continuación se inicia un proceso similar para el cuerpo astral, llegando a un punto de máxima integración durante la raza atlante. En la actual fase, la raza aria tiene el objetivo de la integración de un cuerpo mental. En los casos en que la personalidad se deja guiar por el alma, se establece un cordón umbilical (Antakarana) para el descenso de energías desde el alma hasta el aura humana, y desde el alma hacia los Seres Superiores de los planos Atma, Buddhi y Manas (ver El Tercer Ojo). Pero para conocer las cualidades del alma es necesario antes conocer los planos de los que procede:

Manas Superior: hace unos 19 millones de años los Señores de la Llama infundieron sobre la corteza (el córtex) del cerebro humano unas energías que transformaron este órgano, de modo que empezó a dominar la parte humana del cerebro hombre-animal (el neocórtex) para permitir el pensamiento abstracto y la reflexión, de modo que pudiera pensar no sólo en sus necesidades básicas. Surge el Manas inferior o inteligencia activa, a través del cual el Manas Superior puede operar (ver más en Sueño y Muerte).

Buddhi: opera a través del cuerpo astral y produce destellos de conciencia de una gran intuición, de modo que libera una cierta energía interior cuando percibimos algún aspecto de la verdad que forma parte del futuro. Se manifiesta también en la facilidad para percibir nuevas dimensiones, o en la capacidad de alargar los momentos de percepción.

Atma: es la manifestación de la Voluntad Divina que se convierte en la capacidad de resistencia de los humanos. Por simpatía se manifiesta preferentemente a través del cuerpo físico en todas sus facetas, incluida la mental.
Pero el Espíritu es Uno. En Él se diferencian y surgen las "chispas divinas" matizadas por tres tipos de energías principales ante las cuales reaccionan proporcionalmente a su concentración, resultando:

• tres grupos monádicos de energías usados para que el Uno exprese Voluntad, Amor e Inteligencia
• siete grupos de energías por medio de los cuales se expresan las cualidades divinas anteriores
• cuarenta y nueve grupos de fuerzas a las que responden todas las formas, siendo el cuerpo de expresión de los siete grupos de energías
La mente es un poderoso factor en nuestra época. Si un grupo de mentes se concentra meditando sobre un enfoque adecuado, se captarán grandes conceptos e ideas que forman parte del Plan Divino. Un simple trazado ideográfico como el siguiente puede servir como elemento de meditación, o también una carta del Tarot.

El alma es, según lo dicho hasta aquí, la expresión a nivel material de ese Ser Superior (al que cada religión le ha puesto un nombre), el pliegue del Espíritu Uno al someterse a la inercia de la materia. Y dicho Ser tiene la necesidad de descender al mundo material por dos motivos fundamentales:

• para revelar que la naturaleza de ese Ser es el Amor Absoluto (Amor atracción o la capacidad de agrupar todo tipo de radiaciones y energías para formar organismos que tienden a la Perfección),
• para que ese alma sirva como acumulador que adquiere cualidades a las que el Ser no puede llegar por otros medios; cualidades que le alimentan y le engrandecen permitiéndole gozar de niveles o dimensiones que le confieren la capacidad de SER todo y en todo

La vida que sirve de expresión para un alma, se nutre de ese Amor Absoluto y lo exterioriza según su capacidad de entendimiento y de expresión, tratando con ello de revelar el propósito de la creación. En el caso de los humanos se descubre el mundo a través de la personalidad y el carácter, funciones ambas modeladas por la acción de las energías externas (mayormente radiaciones cósmicas que han intervenido en mutaciones en la herencia genética, y durante la gestación, en la configuración final del ADN), energías a los que los ocultistas denominan los . Así, el alma queda como un centro de energía vibratoria radiante dentro de la forma materializada, y sobrevivirá tras morir dicha forma, pues la duración del alma no depende del organismo que ocupa, sino de la fuente radiante de la cual procede. Puesto que el alma es expresión del Ser Superior, y puesto que colabora fundamentalmente en la consciencia del ser humano, podemos asociar al alma con la función mental del Ser Superior. El humano crece y llega a identificarse con su experiencia mental, con sus pensamientos, llegando estos a hacerse tan poderosos que, pese a pertenecer al mundo de la ilusión, son los que dan forma al modo de entender al mundo y a sí mismo. Dan personalidad al alma, la cual se queda atrapada por tal personalidad deformada por nuestra mente.

El alma del ser vivo es además influenciada, compenetrada como el agua en una esponja, por el alma del mundo. Todo átomo tiene alma en distinto grado, en la medida en que dicho átomo se rodea de más átomos y del tipo de entidad que juntos forman. Ese grado que la diferencia, también es el que marca el grado de evolución de la entidad a la que impele a la actividad. La suma total de almas de los átomos de una entidad resulta ser el alma del ente. Es por ello que el humano que se encuentra en más avanzado desarrollo, es capaz de sentirse como parte consciente y sensible de un Todo, y es capaz de captar el ritmo de esa totalidad, de colaborar en esa pulsación sometiéndose a ella, reaccionando al propósito del Todo, sin perder su propia autopercepción e individualidad. Uno de los objetivos de la evolución de alma, parece ser el comprender e integrar en la consciencia y voluntad del ser la técnica del vivir siendo individuo que forma parte de un Todo. Ser microcosmos en el macrocosmos sin perder la individualidad

El alma encarnada está anclada a los límites del tiempo y el espacio, a las sensaciones de un ser material muy poco evolucionado aún. Pero la tendencia de estos seres materiales es de aumentar la capacidad intelectual, por lo que si el crecimiento espiritual es paralelo al intelectual, cabe esperar que el alma del humano futuro encuentre que cada vez su infierno es más espacioso y más liberador, hasta que llegue un tiempo en que el alma sea el conductor (y no el huésped) del ser. Para ello se debe buscar la armonía con el alma de todo lo que nos rodea, pues somos parte integrante del alma universal y ser conscientes de ello nos ayudará a colaborar en el Plan de la Evolución. Por ahora nos dedicamos a someter a las formas materiales usando la función vital, animando la materia ... pero hay que enfocar la función vital hacia la concienciación de que somos parte del Todo, y formamos parte de la suma de almas del sistema solar, así como nuestros átomos forman parte de la suma de nuestra propia constitución. Un átomo de carbono en nuestro organismo se cualifica en un grado de mayor evolución que el mismo átomo de carbono en un acero, pues su contribución en un cúmulo de moléculas dentro de un organismo vivo le está permitida (cuando ha sido absorbido por el organismo no ha sido inmediatamente expulsado como toxina, sino que ha sido usado con un fin más sublime que el de formar parte de un acero) y su alma será contagiada de mejores radiaciones que en caso de haber pertenecido al frío metal. Por ello, alimentos que parecen iguales en aspecto pueden no ser igual de sublimes, dependiendo de la cualidad de sus átomos.

La teoría (experimentada a nivel de fotones) del multiverso defiende que a cada partícula de nuestro universo la acompañan un número elevadísimo de partículas iguales, cada una de las cuales pertenece a un universo paralelo que sólo es diferente de los otros universos por las características de una sola partícula. Si aplicamos esta teoría a la vida orgánica, el ADN de cada ser vivo se encuentra copiado en cada universo paralelo. Es conocido que dentro de la cadena de ADN existen unos genes que no se usan; son los genes que forman las cadenas basura, fruto de luchas del código genético por sobrevivir. La mayoría de estas cadenas, variaciones de genes debidas a mutaciones, no son capaces de reproducirse, puesto que la cadena resultante de la mutación está alterada y no transmite instrucciones a la célula para algo útil. Otras mutaciones pueden reducir la posibilidad de replicación de la cadena. De este modo se produce la selección natural. Cuando se produce una mutación en el ADN de una célula en nuestro universo, hay un gran número de universos paralelos donde también se produce, y otro gran número donde la mutación no es idéntica a la producida en nuestro universo, sino variantes de la misma. De este modo un solo acto de mutación provocaría múltiples efectos en el multiverso. Los genes se heredan y se pueden encontrar siempre en el mismo sitio, los genes basura pueden sufrir muchas variaciones y al no ser heredables (a no ser que sean genes de células reproductoras) pueden encontrarse en cualquier sitio. De ello se deduce que mirando el ADN de un ser vivo con el microscopio sería difícil determinar qué cadena es gen útil y qué cadena no lo es. Pero usando un microscopio que permitiera ver no sólo el ADN del ser vivo de este universo, sino a la vez el ADN de ese ser en todo el multiverso, podríamos identificar las cadenas gen útiles de entre las no útiles con una simple mirada. Esto es por que veríamos que la cadena de gen no útil es diferente a cada una de sus equivalentes en el multiverso y todas ellas diferentes entre sí, mientras que las cadenas de genes útiles tienen a sus equivalentes de cada universo paralelo en condiciones idénticas y en la misma posición, al menos en una gran mayoría de dichos universos. Resulta de ello que las cadenas de genes útiles se reconocerían por su repetibilidad en el multiverso. Los genes son moléculas portadoras de información, y analizados desde un universo particular tienen apariencia de ser moléculas irregulares; pero hemos visto que observados desde el multiverso tienen condición de presentar repetibilidad, homogeneidad, es decir, un orden que les hace fácilmente detectables y distinguibles entre otras moléculas similares pero portadoras de información no útil para la vida. Del mismo modo, si el alma humana está formada del alma de cada partícula de su organismo, y siendo que el alma trasciende la vida del cuerpo, podríamos identificar el alma de las partículas como la partícula fundamental de información/conocimiento del multiverso, por lo que la teoría de que el futuro comportamiento de la vida (como portadora del conocimiento y capacidad de aplicarlo para modificar el universo) determinará el futuro comportamiento del universo, es también una teoría de la omnipresencia del alma y del fundamento de esta como sede de información/conocimiento. Es una conexión directa entre la teoría de la evolución y la física cuántica. Es un comienzo para la comprensión del objetivo del alma, al menos a medio plazo, como concentradora y portadora del conocimiento y la información, para alcanzar un fin que hoy desconocemos, pero que intuimos puede tener mucho que ver con algo similar al Punto Omega.

La filosofía Rosacruz habla con claridad respecto a la misión material del alma:

"Conforme el sol pasa a través de los diferentes signos en el curso de un año, el clima y otros cambios afectan al hombre en sus actividades. Similarmente al pasaje del sol, por la precesión de los equinoccios, a través de los doce signos del Zodíaco (pasaje denominado Año Mundial) se producen condiciones en la Tierra de la más grande variedad. Es necesario para el crecimiento del alma que las experimente todas. En realidad, como hemos visto, es el hombre mismo el que provoca dichas condiciones mientras se encuentra en el Mundo Celeste entre dos encarnaciones. Por lo tanto, cada Ego nace dos veces durante el tiempo en que el sol está pasando a través de un signo del Zodíaco (unos 2100 años), y como el alma es en sí misma necesariamente bisexual, encarna alternativamente en un cuerpo masculino y femenino. Esto es debido a que la experiencia de un sexo difiere ampliamente de la del otro. Al mismo tiempo, las condiciones externas no se alteran mayormente en un millar de años y, por ello, permiten a la entidad el recibir experiencia en un ambiente similar al punto de partida, como hombre o como mujer."

Esto último, respecto a la similitud de las condiciones externas, está cambiando a pasos de gigante, como todos podemos apreciar, lo cual sugiere que nos encontramos en un momento histórico para la evolución. La Naturaleza es destrucción, pues todo aquello que surge de su seno tiene la muerte como destino. El alma humana se siente amenazada por esta acción y se pregunta si es posible que el humano pertenezca a la Naturaleza. Cada partícula del organismo humano se toma prestada de la Naturaleza, del mundo físico, por lo que su destino ya está escrito: la muerte. Y ese sería su destino inmediato si no interviniera la cualidad humana para luchar contra la entropía natural. Todos los átomos que hoy tomamos para formar nuestros cuerpos han formado parte de cuerpos y organismos que ya desaparecieron hace millones de años. Es como si fuéramos máquinas de reciclaje para la Naturaleza, formando orden a partir del desorden, y aportando a cada átomo una vibración humana, una esencia de índole superior respecto a su estado mineral. Estamos transformando la superficie del planeta para elevar la corteza de este a un nivel casi humano, como hicieron con nuestro neocórtex aquellos Seres Superiores. De este modo añadimos sustancia mental a la superficie terrestre. Y en esa función tiene gran influencia la acción de cada alma humana. Los filósofos antiguos afirmaban que la sustancia etérica fue la base de nuestro planeta en su estado previo al estado material, y que dicha sustancia todavía formaba parte de todo átomo, como elemento común. Fue la llamada Época Polar, la primera época, donde la Tierra era blanda, gaseosa, y el humano sólo tenía cuerpo material, mineral gaseoso, etérico. En la Biblia se llama a dicho hombre Adán, y lo denomina "hombre hecho del barro", es decir, el hombre desprovisto de cuerpos complejos, sólo cuerpo material modelable. El humano de la raza actual aporta todo su espíritu a dicho éter hasta el momento de su muerte, momento en que lo libera y le permite encajar en el lugar de la Naturaleza que le corresponde por la cualidad adquirida, cumpliendo su función transmutadora. Así es como alimentamos a la biosfera terrestre, aumentando la calidad espiritual y mental del planeta para que la Luna se abastezca a su vez de parte de esta biosfera cualificada. Por tanto la evolución de nuestra alma va unida al resultado obtenido por la evolución de la biosfera terrestre a nivel espiritual.

Cuando el humano mira en su interior encuentra que su alma se compone de imágenes y pensamientos, que son usados para reflexionar sobre el mundo y sus circunstancias. Pero los pensamientos nos inundan, nos aporrean llevados por el influjo del mundo exterior, quedando pasiva la voluntad de nuestra alma y supeditada a la acción externa. Por ello desde hace milenios se nos aconseja que pongamos en práctica la meditación: elige tus propios pensamientos y mantenlos fuertemente en tu consciencia, sin dejar que otros pensamientos provocados por fuerzas externas los desplacen de tu centro de atención. Esto nos permitirá ser dueños de nosotros y salir fuera del vórtice del caos mental, para poder dar tanto valor a lo terrenal como a lo supraterrenal. Somos habitantes de la Tierra, pero también de las estrellas. Las imágenes que se pueden obtener del alma van más allá de la vida que ahora llevamos. El alma es un recipiente que alberga las imágenes de toda su andadura por todas las vidas en las que ha encarnado, por lo que no sería de extrañar que pudiéramos imaginar, a partir de los conocimientos de nuestra alma, todo el transcurso de su evolución desde que surgió por primera vez: ahora un átomo, ahora un ser unicelular ... un humano por último.

El alma es como un órgano magnético por el que entra y sale la "miel de la abeja" y "el veneno de la araña", pasiones, deseos e inquietudes que provocan un determinismo, una pérdida del libre albedrío. Es como un órgano que nos nutre, con su asimilación y sus excreciones; su importancia es tal que nos proporciona la vida, como ya dijimos al hablar de la respiración y las emociones en La consciencia humana.

Las células animales están cualificadas por la acción de un cuerpo de deseos individual, cuerpo que no poseen las células vegetales. Hay un alma individual en cada célula la cual es afectada por los deseos y las pasiones del animal, lo cual requiere que dicha célula necesite una energía considerable para ser asimilada si el humano se nutre de ella, puesto que si no es transmutada de modo que sea asimilable, nunca queda incorporada a nuestro organismo y permanece como una toxina, o bien después del esfuerzo realizado para retenerla, finalmente es expulsada en la excreción. Esa lucha interna de la carne produce un desgaste y destrucción mayor de lo habitual, por lo que el carnívoro es más impaciente y menos activo que el vegetariano (ver también la ingestión de carne en El organismo humano).

Vemos que el alma posee grandes posibilidades de influenciar y de ser influenciada, y que de nuestra voluntad pende la última palabra en cuanto a la dirección o dominio de los desordenes provocados por los efluvios externos. ¿Cómo sobreponerse a tales influencias? La mayoría de nuestro actos son reflejos, no tenemos conciencia de ellos, obedeciendo en nuestra acción a voluntades ajenas: la Voluntad Universal es la que quiere por nosotros, como bien decía Schopenhauer. El choque de nuestra voluntad y la Voluntad Universal es la causa del mal terrenal. El alma es un campo de batalla entre los instintos naturales y los esfuerzos por la liberación, y el premio es la inmortalidad. La mayoría somos insensibles a esa batalla, arrastrados por la Providencia e incapaces de aprovechar las influencias ancestrales para buscar el equilibrio, la paz de la batalla. La voluntad es la fuerza equilibradora, pero es tan móvil que su dominio nos es difícil, al estar bajo la influencia de potencias considerables, puesto que su función procede de órganos etéreos, del cuerpo astral y del alma ancestral. Es aquí donde los magnetizadores y curanderos producen todos los fenómenos de efecto milagroso, añadiendo parte de su fuerza vital. Aquellas voluntades de constitución pasiva se ven afectadas por el inmenso campo de partículas radiantes que cruzan el éter, pues se ven impactadas en su centro produciéndose desviaciones en su impresionabilidad, hasta llegar a convertirse en un medium, en un ser hipnotizable y que cae fácilmente ante la sugestión y la letargia. Si además tal individuo tiene cierta conciencia de estos efectos, puede presentar efectos de clarividencia y profecía. Si estos desplazamientos del centro se producen por fuerzas no dirigidas por ninguna voluntad, se producen alucinaciones. Si son desplazamientos provocados por fuerzas de una voluntad muy superior a la del sujeto, esta se apodera del centro y se convierte en una obsesión, incluso en una posesión, como ocurre en los mediums, y como ocurre con el encanto femenino, en el que cedemos nuestro centro a otra voluntad por "amor". Es la influencia mitificada de Venus sobre Marte, de Dalila sobre Sansón. Si el sujeto posee voluntad activa puede forzar las emanaciones magnéticas, de los centros influenciables por él, hacia una dirección que le interese (en su cuerpo o en cuerpo ajeno), produciendo efectos de apariencia mágica. Pero las funciones cósmicas no se pueden dejar en manos de criaturas que desconocen su funcionamiento, exigiendo de los taumaturgos la mayor perfección y desinterés, la mayor espiritualidad y enfoque hacia el bien universal. La magia ceremonial es una herramienta usada por la humanidad para obligar a las potencias invisibles a actuar según un interés personal. Es como nuestro poder de usar la electricidad y la energía nuclear (fuerzas extremadamente potentes), pero que se pueden volver en nuestra contra si no se usan correctamente. Se requiere inteligencia y conocimiento de las fuerzas individuales. Así también para la magia. Su uso está permitido exclusivamente a aquellos que han superado el arcano XII del Tarot: el sacrificio de sí mismo. El uso de la magia es para el Prometeo que se sacrifica para traer más luz a la humanidad. La magia ceremonial puede exigir el sacrificio de los elementos femeninos del alma. Otra vía de hacer prodigios es la del naturalismo. No requiere audacia, pues es pasiva, pero sí inteligencia. Supone el suicidio de los elementos masculinos del alma. Requiere cierta religiosidad y santidad, una espiritualidad capaz de someterse a los invisibles etéreos y obtener así su ayuda. Implica la entrega del organismo humano a los espíritus naturales, en un paso atrás en la evolución natural, perdiendo incluso la personalidad a favor de los espíritus de la naturaleza de orden inferior, pero capaces de proporcionar una poderosa ayuda. Existimos para espiritualizar la Nada ayudados por la Providencia. Nuestro fin es escapar del peso de la fatalidad y por nuestro propio esfuerzo superar la línea infranqueable, los anillos de "No pasar" y la puerta del Edén. Y esto lo haremos de un único modo: ejecutar la Voluntad Divina (comprendida y hecha nuestra) por nuestra propia voluntad. La Providencia nos coloca en el camino los premios y castigos que nos fuerzan a dirigir nuestros esfuerzos hacia tal fin, en función de nuestras posibilidades. Nosotros, huyendo de las penalidades y buscando el placer, evitamos la Voluntad Divina para imponer nuestros deseos egoístas. Pero lo único de verdadero valor es aquello que puede acompañarnos más allá de la muerte. Desde el punto de vista del alma, la felicidad y el ambiente confortable son generalmente circunstancias desgraciadas.

Para los encumbrados componentes de la elite científica el alma es una ficción, un artificio usado por los místicos y religiosos para apoyar en él sus doctrinas. Pero incluso dentro de la elite científica, existen personas con creencias religiosas, y dedican parte de su vida de investigación a relacionar el concepto de alma con algo que pueda ser comprensible. Francis Crick, pionero en el estudio del genoma, incluso ha escrito un libro entero dedicado al alma (ver bibliografía). Es un hecho que la ciencia empieza a converger con el esoterismo y la religiosidad, muy poco a poco, pero ya es un acercamiento. De hecho, son los científicos los que van a descubrir la existencia del alma en un futuro. Cuando se acepte la hipótesis del alma, y se empiece a investigar las leyes y la energía que fluyen en ella, aprenderemos a someter al cuerpo a cierta corriente descendente de energía espiritual, que activará en nosotros potenciales ocultos que serán sorprendentes. Será mediante el estudio de la luz, la radiación y la evolución de las partículas de la luz (evolución causante, según los esotéricos, de los cambios de flora y fauna sobre la superficie terrestre, a lo cual podemos apoyar si revisamos lo dicho a cerca de las mutaciones en el capítulo de El organismo humano y en ADN). La cualidad de la luz promueve y nutre el crecimiento, la vitalidad y la fertilidad de los reinos de la naturaleza. Esta cualidad ha ido cambiando durante las épocas, produciendo las correspondientes mutaciones en el mundo de los fenómenos. Según los ocultistas, existen tres principales sustancias de la luz, y un cuarto tipo que empieza a surgir en nuestra época:

1. la luz solar
2. la radiación de nuestro planeta (no se refiere al reflejo de la luz del sol)
3. la luz astral y su influencia en los dos tipos de luz anteriores
4. la luz del plano mental, que se refleja desde el reino del alma, y que está en plena formación

La electrificación del planeta, desde que se descubrió la electricidad, está dando una gran influencia al cuarto tipo de luz, y ayudará al descubrimiento de la energía del alma. También, según un vaticinio de hace más de un siglo, procedente de las fuentes ocultistas, la luz del plano astral y la luz del planeta se mezclarán totalmente, lo cual afectará a la capacidad del ojo humano profundamente, poniendo dentro de nuestro alcance las gamas infrarrojas y ultravioletas, cosa que actualmente ya es posible mediante dispositivos, gracias a los descubrimientos de la ciencia.

En resumen, la evolución del alma humana se halla sujeta por una parte a la evolución del multiverso, y por otra parte a la influencia de nuestros actos vida tras vida. En ambos casos, la Providencia se encarga de encauzar los designios a que debemos someternos, pero nuestra necesidad de huir del sufrimiento buscando el confort nos obliga a dar la espalda a tales designios. Los efectos de esta huida nos llevarán o bien fuera de nuestra verdadera evolución (y por tanto a la extinción) o bien a un punto de inflexión donde el Todo nos obligará a retomar el camino verdadero. Por tanto, la única actitud a mantener ante la evolución del alma es ser conscientes de que pertenecemos a un vasto Cosmos y que debemos colaborar con su evolución, sea cual sea esta. Y esto tal vez implique que desaparezca nuestra especie para dar oportunidad de expresión a otras especies. Pero como el alma es inmortal, morará donde le corresponda para el beneficio de la Totalidad.

Fuentes de investigación:

"El fenómeno humano", Teilhard de Chardin (1940)
"Muy interesante", no. 149, (octubre 1993)
"Concepto Rosacruz del Cosmos", Max Heindel (año 1912)
"La física de la inmortalidad", Frank J. Tipler (año 1994)
"Fragmentos de una enseñanza desconocida", P.D. Ouspensky (año 1949)
"La mente de las células", Satprem (año 1980)
"¿Qué es la vida?", Erwin Schrödinger (año 1943)
"Tratado sobre los siete rayos, Tomo I", Alice A. Bailey (año 1936)
"La Mágica Presencia YO SOY", Saint Germain (año 1930)
"La reencarnación", Papus, Dr. Gerard Encausse (año 1913)
"La búsqueda científica del alma", Francis Crick (año 1994)
"La anatomía oculta del hombre", Manley P. Hall (año 1952)
"Antroposofía" Rudolf Steiner (año 1924)
"La apertura del tercer ojo", Dr. Douglas Baker (año 1977)
"Tratado elemental de Ciencia Oculta", Papus (Dr. Gerard Encausse)(año 1898)

fin.

Fuente: Humano

No hay comentarios: